sábado, 5 de septiembre de 2020

nado de troll sincronizado

 

Nadie te pidió nada

porque nada podías dar

a la historia

y eso no te contentó.

Pateaste algunas cabezas

muy menores

ya olvidadas

para sentir algo.

Entonces creíste

que te hablaban a vos

cuando todo colapsaba

y nadie tenía tiempo.

Viste una oportunidad

para pajearte en público,

al menos eso,

pensaste.

Y hubo un murmullo

tan menor

que duró menos

que el pronóstico.

No se si llegaste

a darte cuenta

cuando miraste para atrás

y te patearon la cabeza

ya olvidada.

martes, 26 de mayo de 2020

subjeta

Mi cabeza es un hervidero de los silencios del bobo. La nada no se contempla sino que yace en las partículas de polvo que flotan en el estado vacío de mi habitación ligeramente amueblada. Podría comprar una planta. Las plantas no se compran. Desestimar.

jueves, 2 de mayo de 2019

hace calor
quisiera quejarme
pero no repetir
me callo
el frío era peor
pero era lineal
me quejaba entonces
me vuelvo a quejar
estoy parado
siempre invadido
pruebo de andar
porque el movimiento
dicen
digo
y dejo de decir
me muevo
para no escuchar
lo que quiero decir
no es la queja
es algo más
no son mis manos
tocando el calor
es el movimiento
en cadena
que no puedo contar
me llevo algo
de lo más sensible
lo más frágil
para cuidarlo
y entonces vivir
y se me deshace
en la orgía de recuerdos
se pudre conmigo
yo que he matado
aquello que amé
entonces camino
huyo del cementerio
que era mi vida
y otra vez
me he quejado
antes de hablar
porque lo que amé
ya me ha matado
mucho antes
de que vuelva el frio

el punto muerto es fácil y atroz. allí, quietos, observando todo con demasiadas herramientas, sobre-civilizados en las dotes confusas del amor a priori. nos desafectamos sin que medie voluntad. nos fuimos. no había donde ir sin embargo nos fuimos. sin entender buscábamos las calles oscuras, el final de algo. todo había acabado ya. donde habían relatos idénticos y maravillosos no había ahora más que una pared, cerveza, silencio de gatos. los ojos así se afilaron, miraron alertados, tanto que se fundieron. saben ubicarse ahora contra esa pared. ese rincón, el único desde donde se pudo mirar el mundo con nuestros ojos, y no el siguiente nivel al siguiente nivel como tanto nos enamoraron del cielo. hay paredes! y nosotros no las construimos. nos burlábamos de ellas espiando por las ventanas, de noche, la cara tapada o estrujada de una risa que no venía en forma ni lugar, no nos reímos de nada, y la risa sigue estallando desde adentro. mi frente vio rasparse, de tanto atravesar la pared. pero tampoco vimos nada del otro lado. vimos todo, eso sí, pero nada lo pudo atravesar. habían espejos muy bien enmarcados que no nos miraban. nos mirábamos entre nosotros, a veces con vergüenza y a veces con el amor infinito que dan la fatiga y el calor. no estábamos muertos, no queríamos morir. no queríamos que cese nada tampoco. simplemente no lo pudimos evitar.

martes, 13 de noviembre de 2018

Hermann Vaske preguntaba a estrellas del espectáculo, artistas y productores, algún político, y un que otro alumno del marketing:
porqué somos creativos?
nadie mencionó la destrucción.
no es el ego el que ve
sino la suma de dos o más
y la resta de dos o más
cuando miro hacia atrás
veo una curva
nada más
no sentimos acaso cierto placer
en saber que jamás seremos exactamente iguales?
en ese placer
se sostiene el odio
y su espejo el amor
un yo ahí nomás
estrictamente acá
en el fuego
con el dedo en alto
apuntando
exigiendo
consumando